Descripción
AUTOR/A: Verlaine, Paul.
El 8 de enero de 1896 Paul Verlaine deja de existir. El día anterior había solicitado los auxilios espirituales de un sacerdote, quien, al parecer, quedó extraordinariamente impresionado por la confesión del poeta. No es de extrañar. De cualquier forma, el cura no le negó esa absolución que tantos contemporáneos, más papistas que el Papa, siempre le negaron.
¿Qué decir de su poesía? Nada, ciertamente, que no se haya expresado ya en términos laudatorios, de excelsa ejemplaridad. Su obra es su vida, que puede seguirse, paso a paso, leyendo sus poemas.
Bastaría, no obstante, con lo expresado por él mismo en uno de sus más célebres poemas, cuando se dirige a su propio corazón con estas palabras: Vamos, pobre corazón mío, vamos, mi viejo cómplice.
Para sentir todo el lirismo y la belleza de este poema maldito es suficiente con ser cómplices, viejos cómplices del corazón.